Fuente: LA RAZON
Pediatra e investigador clínico, Jefe de la sección de Pediatría Clínica, Infectologica y Traslacional. Complejo Hospitalario Universitario de Santiago.
Coordinador de la Unidad de Investigación en Vacunas del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago.
-Últimos casos de meningitis, ¿son aislados? ¿Podemos hablar de una aumento?¿Hubieran sido útiles en estos casos?
Existen múltiples causas de meningitis, entre las cuales, la que predomina en nuestro medio es sin duda el meningococo. Gracias a las vacunas sobre todo, pero también a motivos que desconocemos, el número de casos ha descendido significativamente, y tenemos las tasas de incidencia más bajas en décadas. No obstante, pocos o muchos, sigue habiendo casos, y al que le toca, este descenso global en la incidencia no le alivia, ya que la mortalidad es del 10% y el riesgo de secuelas graves en los supervivientes puede alcanzar a un tercio, y esto permanece invariable. Y es que el meningococo puede atacar a cualquiera en cualquier momento, es impredecible, aunque sabemos que afecta sobre todo a lactantes pequeños, y en segundo lugar a los adolescentes.
-¿Qué papel juega la vacunación a la hora de prevenir?
Nuestro grupo de investigación lleva años trabajando en identificar por qué ataca a unos sí y otros no, y hemos identificado factores genéticos que hacen a las personas más o menos resistentes de forma natural a esta infección, aunque todavía no hemos podido trasladar a la clínica este avance. Por lo tanto, la mejor y única forma de evitar esta enfermedad es mediante la vacunación. En este momento disponemos de vacunas seguras y eficaces para todas las variantes de meningococo que circulan en nuestro país, y específicamente para el meningococo B, que explica al menos tres de cada cuatro casos. Y con ello, nos encontramos con el dilema habitual: como hay “pocos” casos, las autoridades no priorizan la inclusión de esta vacuna en el calendario. Mientras tanto, los pediatras presionamos para que la vacuna entre en el calendario. Y entre todos, confundimos y asustamos a la gente que demanda la vacuna de forma descontrolada y la aplica como puede, de una manera que no podremos obtener los mismos beneficios de su administración organizada y simultánea a todos los lactantes. Debemos trabajar conjuntamente para buscar fórmulas más imaginativas, que no penalicen a nadie. Por ejemplo, si todas las dosis de vacunas de meningococo B que se están poniendo costeadas por los padres, se administrasen de forma organizada a través del calendario vacunal con una fórmula de co-pago proporcionado, en sólo un año reduciríamos por lo menos a la mitad el número de casos en lactantes, y con menos de un tercio del coste total, y con un ahorro importante para el bolsillo de los padres, permitiendo una vigilancia y control adecuado de su uso y garantizando además la equidad en el acceso a la vacuna.
-Gripe, neumococo, bronquiolitis… ¿están siendo este año más virulentos que en otro?
Mencionas tres visitas-ataques fijos cada año, que no fallan, que esperamos. Es cierto que hay variabilidad en las cepas circulantes, y que hay años más virulentos que otros, pero también están los de siempre que se creen más listos que nadie y no se vacunan aun teniendo vacunas disponibles, recomendadas y gratis. ¿Qué quieres que te diga entonces de nuevas vacunas disponibles o de ampliar las recomendaciones cuando ni siquiera usamos lo que ya tenemos, e incluso tengo colegas que pasan alegremente del tema? Las autoridades deberían ser más enérgicas y proactivas, exigiendo coordinación exquisita y en tiempo real entre las diferentes CCAA en este sentido y preocupándose a la hora de educar e incentivar la vacunación. Y los profesionales sanitarios, ser más responsables y dar ejemplo con las vacunas.
-Y, ¿para prevenir la gripe?
En el caso de la gripe, tenemos que plantearnos utilizar las nuevas vacunas de cuatro en vez de tres cepas para minimizar lo ocurrido este año, y considerar de una vez vacunar a todos los niños. Con el neumococo, hay que aprovechar más y mejor la oportunidad de la vacunación del adulto, y me gusta la propuesta de la Comunidad de Madrid priorizando la vacuna conjugada antineumocócica en el adulto. En el caso de la bronquiolitis y el virus respiratorio sincitial, no tenemos todavía una solución definitiva, pero muchos grupos de investigación estamos trabajando en ello. En el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago trabajamos en varios proyectos que buscan la solución definitiva frente a la causa más frecuente de hospitalización en los lactantes, la infección por virus respiratorio sincitial.
-¿Cuáles son las principales amenazas víricas y bacteriológicas de este siglo en la población infantil?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó recientemente su listado de las amenazas más peligrosas que pueden venir, pero creo que conceptualmente las cosas han cambiado y así debería modificarse nuestra mentalidad. En esa lista no están patógenos que en estos momentos son prevenibles mediante vacunas que funcionan muy bien, y que la ignorancia de unos, y la permisividad de otros, han permitido que estén matando gente de nuevo: difteria, sarampión, rubeola… Es incomprensible, pero es así. Por otro lado, tenemos que estar globalmente preparados para cualquier amenaza biológica. La globalización nos garantiza el acceso por igual a cualquier tipo de miseria, y ya vemos que por remoto que sea el foco de inicio, cualquier nueva infección rápidamente se expande por todo el mundo. ¿Cuánto hemos aprendido de las últimas amenazas?¿Estamos más y mejor coordinados para la siguiente amenaza?. Esta es la verdadera clave: ¿estamos preparados -como dice la OMS- para la llegada de la enfermedad X?
-¿Qué papel juegan los antibióticos y su polémico (mal) uso o abuso en los más pequeños?
Si no hacemos nada diferente a lo que actualmente estamos haciendo con los antibióticos, en el 2050 la gente volverá a morir de las infecciones más banales, por un simple arañazo infectado o un flemón. Es decir, el problema es muy serio. Los pediatras somos de los profesionales sanitarios más concienciados con este tema, pero no llega en absoluto, aunque influye e importa. El problema es más amplio y no es solo médico: hay que controlar el uso veterinario o agrícola, el mercado ilegal de antibióticos, educar a la población… Y hay que invertir más en investigación (¡mucho más, en general, por Dios, que alguien me haga caso!).
-En la nueva composición del Consejo Asesor de Sanidad, ¿considera bien representadas las especialidades que le atañen?
Yo no soy quien para juzgar la composición, pero hay gente muy inteligente en él, y la gente inteligente no tiene reparos en preguntar cuando no sabe. Si me preguntas por la representatividad de las diferentes subespecialidades -si es que tiene haber tal equilibrio- sí es cierto que no hay ningún pediatra.